Todos alguna vez, incluso desde la infancia podemos haber sentido una sensación de opresión en el pecho, cefaleas, temblores y desecandenado una crisis de llanto que nos deahogaba parcialmente.

Eso era la angustia, preludio de la depresión.

Luego, si los pensamientos negativos continúan, se llega al desgano por todo, se deja de trabajar, de estudiar, de hacer las mínimas cosas, no se quiere salir y, cuando ya es grave la depresión se acompaña de insomnio, falta de apetito, e ideas de suicidio que en la mayoría de los casos no se concretan.

Por otro lado, la ansiedad que todos hemos sentido, comienza con una pérdida de la paz mental. El cerebro se acelera con pensamientos de todo tipo pero, cada vez más rápidos y se desea hacer todo, a mayor velocidad.

Eso también nos quita del centro y nos lleva a olvidarnos de comer, o descuidar el orden de las comidas, hasta entrar en un ritmo que nos agota y que, inexorablemente, nos llevará al agotamiento.

La historia de la gran mayoría de las personas es que sufra algún síntoma como: cefaleas, contracturas, gastritis, insomnio o temblores y palpitaciones.

Van a los médicos y ellos piden los estudios de rutina y no encuentran nada.

Es allí cuando les dan un psicofármaco por primera vez, aunque tengan 15 años y, el cerebro cambia artificialmente su bioquímica. Se calma si tenía ansiedad o sale de la depresión en la que se encontraba.

Los profesionales ortomoleculares, pueden ayudar antes a detectar estas alteraciones con un buen diagnóstico y ayudar a la medicina convencional para que la gente, que no tiene una patología psiquiátrica grave, pueda ser atendida de una forma más natural.

Los profesionales ortomoleculares sabemos que, ante una mala noticia o una tensión sostenida en el tiempo, los mensajeros que están en el cerebro se van a modificar en una u otra dirección y éstos a su vez, van a enviar diferentes señales al cuerpo.

Los médicos ortomoleculares, en estos casos siempre medimos esta química por un análisis que se llama: neurotransmisores urinarios y vemos cuan alterados están.

Cuando, según la clínica, detectamos la ansiedad /o la depresión, los profesionales ortomoleculares damos los elementos que el cerebro perdió , por uso excesivo o por falta en la nutrición, para reponer y equilibrar la química cerebral. Así el paciente podrá tener la oportunidad de evitar la toma durante mucho tiempo de drogas que son extrañas al organismo y que, en la mayoría de los casos producen una dependencia y son muy difíciles de dejar como el cigarrillo o, incluso, el alcohol.

Quien haya tomado muchos años psicofármacos sabe que esto es así, y que se puede transformar en un camino en el cual se entra, pero no se sale.

Los profesionales ortomoleculares podemos evitar esto, si el paciente acude a la consulta antes de comenzarlos a tomar. También podemos ayudar a que vaya bajando la dosis, si hace mucho que lo toma, porque le daremos parte de los elementos que producen los efectos que estas drogas le están produciendo en forma artificial.

Dra. María Alejandra Rodríguez Zía

M.N.:70.787

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