¿Medicación o cambio de hábitos? ¿Cuándo conviene medicar porque estamos en riesgo?

“En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad”, dr René Favaloro

Pero lo cierto es que hoy en día, muchos pacientes no se sienten respetados porque las consultas médicas duran pocos minutos y son evaluados a partir de fríos números de un análisis de colesterol. El profesional debe utilizar su criterio ético para darle una solución rápida y fácil (como la medicación), o preocuparse por hacer una escucha atenta y tratar de que esa persona modifique hábitos nocivos, antes de recetarlo. Mucho más que un dilema médico: un dilema ético que compromete tanto a pacientes como a profesionales.

Mitos y verdades del colesterol

    • El colesterol total normal es de 200. Es un valor fijo y no es necesario evaluar la historia clínica completa del paciente.

Falso. Este es un valor de referencia del colesterol total, pero no debemos dejarnos llevar solo por este dato bioquímico. Hay que bajar la ansiedad que genera estar siempre pendientes del valor numérico.

    • En el año 2004, la Asociación Americana de Cardiología, estipuló que el colesterol llamado “malo”, LDL, debería estar por debajo de 100.

Verdadero. Antes su valor era 130, y las personas que tienen un antecedente cardíaco deben llevarlo por debajo de 70. Estos son valores muy bajos, que no se logran normalmente con dieta y ejercicio, solo con medicación.

    • El colesterol total en sí mismo es el gran problema de la enfermedad arteroesclerótica. Hay muchos trabajos que avalan que el colesterol total en sí mismo no es el que genera la arterosclerosis. Y tampoco los infartos o los accidentes cerebrovasculares.
    • Los triglicéridos están más relacionados con la muerte súbita, que el colesterol total. Las moléculas que no son de colesterol, son de otro tipo de grasa muy influenciada por la alimentación, llamada triglicéridos. Estos tienen predominio en la arterosclerosis y la muerte súbita.
    • Además del medir el colesterol, es esencial tener hábitos saludables y manejar el estrés. Es primordial dormir bien, estar suplementados con vitamina C, ir bien de cuerpo, comer sano y hacer actividad física.

Evitar la medicación

El colesterol alto es uno de los primeros factores que evalúan los médicos en los análisis, antes de medicar. Y esto es porque, en niveles muy elevados, puede provocar infarto agudo de miocardio y accidentes cerebrovasculares, e incluso la muerte súbita. El colesterol es una molécula inocua si esta antioxidada, el oxi-colesterol o colesterol oxidado es el verdadero problema dado, que se pega a las paredes de las arterias por la carencia de antioxidantes, especialmente vitamina C.

Respecto de esto, podemos decir que si el colesterol está arriba de los 300 y esta oxidado, el paciente tiene un alto riesgo y por ello,  debe de ser tratado con medicación, existiendo la posibilidad de que sea una enfermedad hereditaria.

Sin embargo, hay que distinguir el colesterol levemente alto, del muy alto. Por lo tanto, antes de acudir a la medicación, es primordial que el profesional reconozca si el paciente puede bajar el colesterol levemente alto (220mg) de manera natural, recurriendo a cambios en la dieta, la recomendación de ejercicio, y actividades para el manejo del estrés.

Para evitar la medicación, es necesario que la persona cumpla con determinadas condiciones:

    • Que tenga una vida sana
    • Que no fume
    • Que haga actividad física
    • Que duerma bien
    • Que tenga presión arterial normal
    • Que no tenga diabetes
    • Que tenga una vida sexual óptima
    • Que mantenga una proporción corporal normal entre la grasa y el musculo

Hay personas que sí o sí debería estar medicadas. ¿En qué casos se requiere tomar la medicación para bajar el colesterol muy alto?

Los pacientes que sufren de hipercolesterolemia familiar, una enfermedad hereditaria, necesitan ser medicados con drogas que ayuden a bajar el colesterol. En estos casos, ni la dieta, el ejercicio o el manejo del estrés alcanzan para disminuirlo. Por eso, sin medicación, estas personas continúan con niveles peligrosamente altos de colesterol LDL oxidado, que es el colesterol “malo”.

Colesterol nervioso

Muchas personas consideran que un colesterol levemente más alto que el normal, se debe a situaciones de estrés y nervios de la vida cotidiana. Lo asocian con las emociones, las angustias, la ansiedad, un duelo, un cambio drástico, las corridas laborales e incluso con la falta de dinero. Esa “mala sangre”, es la justificación que suelen dar aquellos que no pueden tener el colesterol dentro de los valores estipulados.

Y lo cierto es que el estrés es un factor crucial para evaluar un colesterol alto. En varias ocasiones el estrés deja como secuela un colesterol alto. Por ejemplo, un cuadro de fatiga por estrés  y sedentarismo

pueden aumentar el colesterol. Si se revierte el estrés, habitualmente disminuyen los valores del colesterol malo y no es necesario llegar a utilizar medicación.

Un trabajo agobiante y competitivo, que solo se mida por resultados satisfactorios, traerá aparejado más horas frente a la computadora, menos ejercicio, mayor consumo de comidas rápidas, hábitos nocivos como el fumar, falta de horas de sueño, y tendencia a la obesidad, entre otras complicaciones.

Cuando el colesterol es afectado por las emociones, es importate la dedicacion que se le dá al paciente en la consulta, para comprender el origen del dato numérico. Como asi también la visión que el profesional tenga de ese paciente, y la parcialidad o totalidad con la que lo observe.

Bajo no es tan bueno

El colesterol bajo no lo producen las emociones, sino que se da por la medicación o la desnutrición. Y esto puede generar desde depresión hasta déficit cognitivo.

Es extremadamente raro dentro de la fisiología, y habitualmente lo vemos en pacientes que tenían un colesterol levemente alto (220mg), y que fueron medicados con drogas que lo bajan.

Los efectos que producen un colesterol bajo son: la disminución de hormonas sexuales, dado que son sintetizadas a partir del colesterol, esto podrá generar una disminución de la libido, en ambos sexos. A la mujer se le pueden sumar alteraciones del ciclo menstrual e incluso, esterilidad.

Otro de los inconvenientes del colesterol bajo es la disminución del cortisol, hormona del estrés, con la falta de respuesta al mismo. También se produce la disminución de aldosterona, hormona que regula el sodio y el potasio en el organismo. En ambos casos, el paciente puede sentir fatiga y debilidad generalizada.

A nivel cerebral, el colesterol bajo puede colaborar con el déficit cognitivo y con patologías preexistentes como la depresión, la ansiedad y los trastornos obsesivos compulsivos (TOC), dado que es un elemento estructural necesario de las membranas neuronales.

Dra. María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787).
Médica Clínica UBA / Endocrinología UBA

Author: