La inocuidad es un concepto que se refiere a la existencia y control de peligros, asociados a los productos destinados para el consumo humano, a través de la ingestión (como pueden ser alimentos y medicinas), a fin de que no provoquen daños en la salud del consumidor.
A su vez, la inocuidad alimentaria también aplica para la fabricación de medicamentos para ingerir, que requieren medidas más extremas de inocuidad. Es decir que hace referencia a algo que no provocará efectos adversos, una vez que es ingerido. Es claro que la inocuidad de los alimentos es, hoy en día, un tema fundamental en el mundo, porque algo que debería darnos salud, nos está causando enfermedad.
TRANSGÉNICOS
Un tema que genera muchas dudas, es si el cultivo transgénico es o no inocuo. Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética, y al que se le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas.
Puede ser un ser vivo, animal o vegetal, manipulado en su material genético con el fin de modificar una o más de sus funciones. Por ejemplo, ser resistente a un pesticida, como sucede con la soja y el maíz.
El cultivo transgénico es una especie modificada genéticamente, incorporando un gen de otra especie. El nuevo genoma tiene nuevas actividades y, por lo tanto, puede generar un pesticida natural de la propia planta, poseer un gen de crecimiento rápido, o uno para obtener mayor resistencia a la fermentación posterior a la cosecha. Así vemos como este tipo de semillas transgénicas se patentan, y se transforman en una “propiedad privada”.
Los productos transgénicos se caracterizan porque son muy estéticos, duran meses después de la cosecha y son grandes. Cabe aclarar que, en general, la planta es grande pero las raíces son pequeñas, están llenos de agroquímicos y vacíos de nutrientes (especialmente antioxidantes), y no tienen el gusto ni el olor de los productos que crecen sin modificaciones genéticas.
Los suelos de los cultivos transgénicos y los de monocultivos, no tienen minerales ni forma de reciclaje para que sigan produciendo. Además, son suelos resecos por el sol, dado que ya no quedan los árboles para mantener el ecosistema y el microclima. Tal es así que la Pampa húmeda de nuestro país, ahora se ha transformado en un espacio sin animales, con temperaturas y vientos completamente diferentes, que secan los suelos.
Cada vez son menos los nutrientes del monocultivo transgénico. En la universidad de Texas, en Estados Unidos, en el año 2004 se estudiaron la frutilla y el maíz, y en ellos se encontró una disminución muy marcada de proteínas, calcio, fosforo, hierro, vitamina B y vitamina C. En esos informes se afirmaba que comer una manzana en el año 1940, considerando sus nutrientes, equivalía a comer 3 manzanas en el año 1991.
El impacto de los transgénicos sobre la salud(sin considerar a los pesticidas), especialmente de maíz y soja, son las malformaciones congénitas en cerdos y ratas. También se ha visto que los cerdos alimentados con transgénicos, tienen infertilidad y abortos.
En Francia se han estudiado a ratas alimentadas con transgénicos durante seis meses. Presentaron cáncer de riñón, de hígado y de mamás. Alimentadas así por veinticuatro meses, los porcentajes de cáncer subían al 80%.
DOSIS LETAL 50
La OMS ha reconocido que la toxicidad de un agroquímico se evalúa por un criterio que está totalmente desactualizado, porque fue creado hace cien años. Este criterio es denominado “dosis letal 50”, porque causa la muerte de cincuenta ratas en catorce días.
En este caso, se evalúa una dosis máxima. No se calcula una mini dosis consumida durante mucho tiempo, y no se usa un criterio acumulable, que es subletal, y que va enfermando lentamente. No en catorce días, sino en años, y no a ratas, sino a seres humanos.
Tanto la OMS como la ONU, han declarado que este patrón internacional estaría relacionado con un tercio del cáncer en la población mundial, debido a la dieta. Podemos considerar entonces, que son los pesticidas los que hacen que los alimentos estén generando los cánceres que hoy tenemos.
Las enfermedades provocadas por los cultivos transgénicos y llenos de pesticidas, están totalmente demostradas en relación a malformaciones congénitas, infertilidades y abortos, alteraciones del sistema nervioso central, con cuadros característicos parecidos al Parkinson, alteraciones alérgicas e inmunológicas. Incluso hay casos de autismo relacionados con la droga Endosulfán (pesticida), y cánceres vinculados con compuestos órganoclorados y órganofosforados.
Incluso, en Estados Unidos, hay evidencia científica que relaciona a los pesticidas con las alteraciones del comportamiento de los niños, la disminución de la cognición y el cáncer pediátrico.
¿SOMOS LIBRES CUANDO COMPRAMOS LOS ALIMENTOS QUE CONSUMIMOS?
Las manipulaciones alimentarias son todas las modificaciones que el ser humano hace en forma artificial con los alimentos, desde cocinarlos, refinarlos, agregarles aditivos o modificarlos genéticamente.
Un ejemplo claro de manipulación alimentaria lo podemos ver en los kioscos. Este es un negocio especialmente diseñado para tentar a los niños y adiestrarlos en el consumo de sustancias industrializadas.
De este modo, contiene todo tipo de productos refinados llenos de calorías vacías, que pueden generar una adicción tan fuerte como el tabaco: bebidas gaseosas y productos llenos de colorantes, aromatizantes, saborizantes, azúcares y grasas industrializadas. Nos manipulan desde la vista, el oído, el gusto, el olfato y, fundamentalmente, desde la emoción.
El supermercado también es un espacio engañoso, en donde nos transformamos en detectives, tratando de discernir entre las maravillas que publicitan y la verdad de las etiquetas, que muchas veces ni siquiera están. Lo mismo sucede con los sobrecitos de azúcar, en los que en ocasiones no figura la fórmula del edulcorante que se está consumiendo.
A través de estas manipulaciones, comemos galletas que se informan como diet y libres de ácidos grasos trans, pero que están llenas de jarabe de alta fructosa, aceites hidrogenados, azúcar refinada, sal y harina refinada.
Dra. María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787)
Médica Clínica UBA / Endocrinología UBA