Dos enemigos de la silueta
al banquillo y un veredicto: qué engorda más, ¿la grasa o el azúcar?
de la epidemia de obesidad en el mundo. Sin embargo, uno
de ellos es mucho más nocivo que el otro y, paradójicamente,
se podría prescindir de su presencia en la alimentación.
Cómo la industria alimenticia manipula los componentes
de lo que produce y perjudica la salud de las personas
Muchos consideran que el principal enemigo para la salud es el
azúcar. Para otros, sin embargo, son las grasas saturadas
presentes en la mayoría de los alimentos. Entonces, ¿qué es peor?
¿La grasa o el azúcar?
“Cuando comemos grasa, la hormona de la insulina se mantiene
en reposo, en cambio el mecanismo que se origina es justamente
el contrario cuando comemos azúcar, que sí estimula la salida
de esa hormona. Lo que ocurre al estar la insulina en reposo es
que la grasa que comemos y la que tenemos en nuestro cuerpo
se va degradando como fuente de energía”.
Así comenzó a explicar la médica clínica y endocrinóloga María
Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787). Para ella, “el misterio
está en no consumir azúcar o las cosas que producen el
aumento de azúcar en sangre para que no se sintetice la
grasa en el cuerpo
porque la insulina está dormida”.
El azúcar aporta calorías rápidas, es decir
brinda energía, pero no produce ninguna
estructura, es decir no hace crecer
Lo que se conoce como azúcar en realidad es la sacarosa,
que es un producto industrializado que en verdad tiene muy
pocos elementos que conservó de la caña de azúcar y
la remolacha,que es donde naturalmente se encuentra.
Luego, la industria se encarga de hacer muchos procesos
químicos hasta que quedan unos cristales con conservantes
y blanqueadores formados porun disacárido (sacarosa)
compuesto por glucosa y fructosa.
Entonces, ¿el azúcar es un alimento? El término “alimento” viene
de su raíz del latín “aquello que ayuda a crecer, nutrir” y el azúcar
como tal lo que hace es “ayudar a dar energía de una manera
rápida”. “El problema es que en nuestro cuerpo las cosas no
funcionan tan simplemente y por lo tanto si consideramos al
alimento como algo que nos hace crecer entonces tenemos
que contestar que el azúcar no es un alimento porque
verdaderamente no genera estructuras en nuestro cuerpo”,
explicó Rodríguez Zía, para quien “es importante
hacer la diferencia porque cuando hablamos de
sustancias que nos dan energía y que al mismo tiempo
nos pueden ayudar a crecer ahí tenemos que hablar
precisamente de las grasas“.
El azúcar puede ser un arma de doble filo. Por un lado,
aporta calorías rápidas, es decir da energía, pero por el otro,
no produce ninguna estructura, es decir no hace crecer.
“Hay casos de desnutrición que pueden estar dados por personas
que sólo comen azúcar o los almidones que se transformaran en
azúcar. Esto les da energía para sobrevivir, pero no pueden crecer
ni desarrollarse, los niños especialmente, porque les falta grasas,
proteínas, minerales y vitaminas para su crecimiento
-ahondó la especialista-.
Desde ese punto de vista el azúcar no es un alimento”.
Hay casos de desnutrición que pueden
estar dados por personas que sólo comen
azúcar o los almidones que se
transformaran en azúcar
En ese sentido, Rodríguez Zía, diferenció: “Las grasas sí ayudan
a producir energía y nos pueden ayudar a crecer y también
estructuran nuestro cuerpo; el azúcar no. Sólo produce un tipo
de energía rápida o sencillamente se almacena como grasa.
Podemos entonces vivir sin el azúcar. Y se puede conservar
la salud sin el azúcar”.
Tipos de azúcar
Hay muchos tipos en la industria. Se ofrece el azúcar mascabo,
directamente el azúcar de la caña sin ningún tratamiento
industrializado, el azúcar de la remolacha, o distintos tipos
de este producto que pueden ser la glucosa directa en la miel
de abejas o del maíz que es el “kero”.
“Podríamos decir que de las más saludables o menos nocivas
serían las más naturales, como la miel orgánica de abejas
o el azúcar natural que sale de la caña de azúcar sin
industrializar -aclaró la especialista-. La diferencia con la
industrializada es que ésta pierde en el proceso los nutrientes,
minerales y vitaminas”.
Y apuntó que “hasta la mejor miel orgánica o el azúcar de caña
como la naturaleza la entrega, dependiendo de cada organismo,
puede ser nocivo porque todas ellas van a producir una forma
rápida de energía que además luego se almacenan como grasa
y colaboran fuertemente con la obesidad”.
Se deben consumir los alimentos tal como los
da la naturaleza y evitar, en la medida de lo
posible, aquellos que hayan pasado por un
proceso de insduatrialización
Bajos en grasa, ¿ricos en azúcar?
Cuando las empresas alimenticias venden sus productos con la
etiqueta “bajos en grasa”, según explicó Rodríguez Zía, “lo que
hacen es eliminar la grasa pero añadir azúcar”.
Es 0% grasa, lo que no significa que engorde menos. “A muchos
productos le disminuyen el porcentaje de grasa y al no tener un
sabor agradable, le añaden azúcar en reemplazo. Que bajen el
20% de algún ingrediente, no quiere decir que no le suban la
cantidad de otro ingrediente“, especificó la especialista, quien
agregó: “Desde los años 60/70 existe el mito de que la grasa
engorda, entonces surgieron todos los alimentos con la etiqueta
0% grasa que por supuesto fueron aumentados en sus calorías
en base a azúcar y sus derivados”.
“Una cosa es que yo coma grasa y la insulina se mantenga
absolutamente en reposo y la grasa me sirva de combustible,
porque se va a quemar, en cambio si yo como azúcar y la
insulina sube, allí todo el azúcar consumido más la grasa
que haya podido consumir se va a sintetizar como grasa y
no se va degradar en el organismo”, detalló.
evitar todo aquello que haya sido elaborado por la industria
alimentaria“, la especialista hizo hincapié en que “la industria
sabe y estudia especialmente la forma en que elementos como
el azúcar o el jarabe de maíz de alta fructosa pueden
ser introducidos cumpliendo con varias funciones beneficiosa
para la industria de los alimentos pero maléficas para
la salud de las personas”
Dra. María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787).
Médica Clínica UBA / Endocrinología UBA
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